domingo, 23 de mayo de 2010

tostaditas de papel

Me despierto con la luz bien blanca de las 10 de la mañana que entra por mi ventana. Me quedo un rato mirando el techo con la vista perdida pensando. Soñé que me hacía unas tostadas y que se me quemaban, se me quemaban pero yo no las sacaba del fuego, me desesperaba intentando hacer que no se quemen más, pero no las sacaba del fuego y se seguían quemando. Era un sueño por suerte. Cuando logro aceptar que era un sueño y que ya me desperté me levanto. Todo a mi tiempo, como si el tiempo no existiera, mi reloj está en mi alma. Voy a la cocina y me preparo unos ricos matecitos y unos ricos pancitos con mermelada, pero no los tuesto. No los tuesto por las dudas que se quemen, no vaya a ser que mi sueño fuera premonitorio. Me desayuno la mañana y me almuerzo una siesta en el jardín abajo de un arbolito que me hace una sombrita hermosa. justito para dormirse todo ahí en cuero y pantalón corto. Descalzo para pisar el pastito verde y fresquito con los pies. La temperatura ayuda y la brisa de primavera también. Mucho. Me quedo dormido y sueño. Sueño que hago mil y una tostadas para una mesa llena de esas personas que significan tanto para mi y que salen riquísimas y las sirvo en la mesa con un buen tecito para cada uno y merendamos todos juntos. Las tostaditas las untamos con paz y el té lo endulzamos con amor. Estamos todos juntos y somos muy felices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario